No sabía cómo

La ansiedad sin dueño
por saber si es mía
tuya
de los dos,
cadáver
o
desolación
en avanzado estado de descomposición.

Descompuesta
con dolor de cabeza
sobre las horas
abriéndome las heridas de guerra
para que otro no sangre

descubriendo el filo hilo que une
la esperanza, la muerte y la fuerza, en ese orden;

entre mis dedos una cerilla decidida
a romper ese enlace a fuego lento,
sin lágrimas que sequen el caos venidero.
En mi otra mano, dieciocho cabos sueltos
esperando al primer halo de luz que anuncie una nueva oportunidad,
la ilusión de la niña que quería crecer pero no sabía cómo.

Esta unión no hace la fuerza
ni será necesario que la muerte la separe
porque nunca has perdido la esperanza
y tienes dos vidas en tu corazón
(la tuya y la mía)

Tus fantasmas son sucios,
la empatía no encaja en sus nombres.
No te dejes pisotear
que aquí la valiente eres tú.

Tanya Shatseva




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