Habla gratis, que soy yo la que paga las consecuencias.

Estoy rodeada de gente que no para de hablar. Hablan y hablan sin parar y no hacen nada. Lo irónico es que a veces, entre sus palabras, se cuela alguna promesa. Y aún así, tampoco hacen nada. Para colmo, hablando tantísimo, ni piden perdón. ¿Por qué son tan maleducados? Y sus expresiones... denotan desconfianza y temores, muchos, pero tampoco expresan lo que sus ojos dicen. Así no puedo ayudarlos.
Podría pasarme toda una eternidad en silencio, escuchando palabrería barata, hasta que ellos decidieran quitarse las máscaras.

Comentarios

Entradas populares