Sangre y agua

¿De qué nos lamentamos?
¿Contra quién luchamos?
¿Nos decidimos a conocer a los monstruos que portamos en nuestro interior
o seguimos enseñando los dientes en intentos forzados de sonreír?

¿De qué nos lamentamos, si hemos estado en el maldito cielo?
Sabemos cómo saben las nubes y las heridas de cada uno
de tanto lamérnoslas como dos gatos, tratando de aliviar el dolor,
usando nuestras lenguas como excusa para prolongarnos dentro de un cuerpo ajeno,
efímeros y mortales.

Si sólo vivimos la noche por ver salir el Sol,
cada puto día esperando al primer halo de luz
como si pudiéramos guardar trocitos de esperanza en un bolsillo.

Si nos mordemos la lengua, nos escondemos las manos
por no cagarla más porque seguimos sintiendo;
para evitar leer en tu boca, para fingir que no te quiero abrazar.
Sentimos que nos han arrebatado el amor de los brazos
mientras miramos nuestros propios ojos, cristal llorando frente al espejo,
mascullando en voz baja "yo fui egoísta" sin creérnoslo.

Si en otoño no nos buscaremos porque no sentiremos frío.

Si seguimos respirando sin que nos tiemblen los pulmones.

Si puedo sentir el picor en mis ojos y en mi nariz de las rosas que nunca me has regalado.

Tengo un corazón latiente, muy pocas ganas de vivir y muy poco derecho a estancarme en una vida que escribimos, que todavía corta en el recuerdo y que ella, en el futuro, no estará.


Tomasz Mro







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