Cuestión de tiempo

Hagamos como que no me importas y que no tengo la cara emborronada de lápiz de ojos. 
Que el cielo no se ha teñido de naranja esta noche y vuelvo a ver la luna sin dioptrías.

Era una cuestión de tiempo reconocerme enamorada y gilipollas.

Me pregunto por qué te pesan los días. 
Por qué ya no me quieres. 
Por qué esto ahora no y la vida parece una zorra. 
Porque ya no me quieres.

Soy una ilusa con los pies en la tierra;
la realista y la romántica. 
La razón empírica y el subconsciente onírico, 
que únicamente me trae dolores de cabeza.
Soy la contradicción sistemática. 
Madrugadas de hace una década. 
Aquello que aquel ciego imaginaba. 
Soy todas las palabras que nunca digo; una metáfora pisoteada. 
Soy la valiente que promete que nunca dejarán que le hagan daño. 
La que cree que lo tiene todo claro y un nudo en la garganta. Y los zapatos sucios de nuevo.
Arrastro los pies como puedo 
y lo llamo vivir. 
O volver. 
A vivir.

Leí por ahí algo parecido a esto: «hiciste que me crecieran flores en los pulmones y ahora ni siquiera puedo respirar». 
Me siento un poco así, cargando respuestas aún sin pronunciar y dos inviernos en los huesos.
Todo se basa en eso, 

es una cuestión de tiempo volver a encontrar mis alas.


Comentarios

Entradas populares