(Des)Enamorarte

Son necesarias unas treinta películas pastelosas, de esas que cuando ponen en la tele aparecen chicas llorando de debajo de las piedras. 
Unos quince libros que contengan frases de amor, sencillas, y que suenen a (des)amor, pero bonitas a la vez. Dignas de insertar bajo una foto de tu careto en Instagram. 

Y un mínimo de trescientas canciones. Da igual el género, cantante o idioma. Basta con que hayas llorado alguna vez con cada una de ellas.
Y después de todo este amor de mercadillo, esperanzador, fugaz, de noventa minutos, te das cuenta de que ansías esa sensación. Que quieres enamorarte. Y no sabes. Que quieres querer. Y no te sale. Que alguien te quiere. Y tú a él no.


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