Miedos

Corres hacia tu habitación, abres la cama atropelladamente, te metes y te tapas hasta la cabeza para que no te encuentren. Esos monstruos que habitan debajo de tu cama son alérgicos a la franela y nunca se les  ocurrirá arrancarte una pierna o morderte un brazo mientras estés ahí cobijada.  
Corres hacia tu habitación, abres la cama atropelladamente, te metes y te tapas hasta la cabeza. Tiemblas y lloras y no quieres salir de ahí. Esta vez tus sábanas no te protegen, y tus monstruos ya no viven debajo de tu cama; ahora están dentro de ti, destrozándote lenta y despiadadamente sin ningún miramiento. Y duele y sigues llorando. 
Doce años antes, nunca llegaste a pensar que tú misma te convertirías en el peor de los monstruos de tus pesadillas.



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