Pensar, pensar y pensar.

A veces pensar no es bueno. Los que me conocen saben que siempre estoy con esa frase en la boca, pero muchos no la entienden. Todo, absolutamente todo lo que hagas depende de tu mente.
La gente que conozco empieza a pensar en las últimas cosas que han ocurrido en su vida. Y buscan otra perspectiva de ello, es decir, le dan mil vueltas a cosas que no le ven sentido. Y piensan, ¿Y si hubiera pasado esto y lo otro?, ¿Y por qué me ha hablado de esa manera?, ¿Pero de verdad me gusta?. Vosotros quizá le veáis sentido y los que no, lo más seguro es que piensen que mis amigos se aburren. Pero no es así. Cuando esto ocurre, empiezan a replantearse las cosas y a ponerse sus propias limitaciones. Error. Ponerte tus propias limitaciones es de lo peor que puedes hacer para herirte a ti mismo. ¿Qué hacer? Olvídate de tus limitaciones y confía en ti.

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